domingo, 16 de octubre de 2011

El peor puntero de la historia

Y un día volví. Con los ojos adoloridos de lo que acabo de ver. Con la bronca y la impotencia de comerme una hora y media de un bochornoso y aburrido partido de fútbol. Con la escasa ilusión de ver a un Boca que juegue bien a la pelota (bien y lindo). Con ver buen fútbol en general, por que podría hablar tranquilamente de la asquerosa selección de Sabella. Pero no, hoy no. Hoy, Boca y el mezquino torneo argentino.

Y si, Boca es puntero señores. Pero, ¿hay de que alegrarse? Como viene la mano, y luego de sacarle seis puntos de ventaja a los seguidores más cercanos, el Xeneize se perfila como candidato al título. Parecería que todo es hermoso para quienes amamos los colores azul y oro. Pero, creo que no es así. Por lo menos, no para mí.

Para empezar, quiero ser justo con Falcioni y decir que su nuevo Boca no tiene las falencias defensivas de otros tiempos. De hecho parece que nadie le puede hacer un gol. Pero, tampoco da la sensación de ser capaz de generar situaciones de gol. Sin Román, el equipo no sabe que hacer con la pelota. Y con Román en cancha, solo él sabe que hacer con la pelota.

Hay jugadores, como Somoza e Insaurralde, que desconocen de conceptos básicos de fútbol, o así parece. No saben cuando tocar de primera, cuando tirar el pelotazo, cuando tocar corto, cuando cerrar. Y así juega Boca. Una mezcla de jugadores que de a ratos rinden, como Erviti y Ribero, de gran campeonato, y otros que están perdidos.

Y así está el fútbol argentino. Este Boca, sin juego, sin peso en ataque, que, salvo el partido contra Unión, siempre que gano lo hizo por la mínima, es el candidato máximo para el título. Así se juega. Así celebran algunos. Este equipo que parece robar en la tabla, en la cancha, jugando, es el peor puntero de la historia.

domingo, 10 de julio de 2011

Lamela rock and roll

Erik Lamela es el nuevo refuerzo de la Roma. El club italiano desembolsará 12 millones de euros que ayudarán a los "millonarios" a subsanar los conflictos económicos.

Erik Lamela, un "Beatle" en Roma.
En un paréntesis de esta aburrida Copa América (antes del partido de la Argentina de mañana saldrá una nueva entrada), nos dedicamos al fútbol argentino, y en especial, a River.

Ya es oficial la venta del joven Erik Lamela, por una cifra que, para muchos, es quizás exagerada, teniendo en cuenta el rendimiento del "Coco" en el último torneo, y además si se lo comprara con la ex-estrella de Vélez, Ricardo Álvarez, quien fue vendido también al fútbol italiano, en 17 millones de euros. De todas formas nadie puede negar el potencial del habilidoso Lamela.

Pero el análisis en este caso no se centra en las cifras desorbitantes que maneja el fútbol, ni en la discusión si River debe venderlo o no, ni siquiera en un planteamiento referido al nivel del jugador. En este caso nos llama la atención, y no es solo por Lamela, sino por varios jugadores, que siguen fieles el estilo de Cristiano Ronaldo, la vestimenta, y la vida que llevan a cabo estos astros.

Se los ve caminar por las calles y parecerían estrellas de rock, o modelos, o actores. Invierten más tiempo en componer su imagen que su juego. Pasan más horas jugando a la "play" que pateando un balón. Se dedican a ver desfiles de modelos y en boliches buscando a su "botinera" de turno y no ven partidos de fútbol.

Está claro, es un análisis muy difícil y complejo. Cada uno hace de su vida lo que mejor le parece. Pero también es cierto que los hábitos de los jugadores cambiaron de un tiempo a esta parte. Nunca hay que generalizar tampoco.

Muchas veces se escuchó hablar de jugadores "burgueses". ¿Y estará ligado este proceso de cambios con el rendimiento de algunos jugadores? ¿El marketing nos vende humo? ¿Se infla a los jugadores con publicidades mentirosas? Estas serían solo algunas preguntas iniciales, y si el analisis se profundiza, podremos luego preguntarnos si el premio al mejor jugador del mundo significa realmente algo, o es solo una campaña marketinera.

Para pensar muchachos. Desde acá preferimos que los jugadores sean cracks en la cancha, y no fuera.

miércoles, 6 de julio de 2011

Una lágrima (con café colombiano)

Argentina Copa América. Parte I

Estoy caliente. Y mucho. Y debo ser justo y decirlo, pero aún creo que mi análisis futbolístico no está atravesado por esta bronca, pues esto lo vengo pensando desde los cuatro goles que le metimos a Albania, en un partido que fue un mamarracho.

También es cierto que es injusto cargar todo sobre los jugadores, que por más pecho frío y estrellas que sean, y se crean, no tienen el 100% de la culpa. Es momento de atacar, creo yo, al artífice de esto, su director técnico, el Checho Batista.

Para empezar, antes de este partido demostró lo cagón que es, y el único cambio fue la tibia sustitución de su chivo expiatorio, Marcos Rojo. Luego de un mal partido con Bolivia, de no jugar a nada, y de "salvarnos" en una jugada puntual, con un golazo de otro partido, Batista decidió que a grandes rasgos, el equipo podía andar.

Siempre trajo un discurso de fútbol culé, pero con protagonistas muy distintos, y no hablo de calidad técnica, sino de características: ¿Dónde está el Iniesta de esta selección? ¿Y el Xavi? Acumular cincos en la mitad de la cancha no garantiza el buen juego, ni mucho menos. Solo garantiza cierta recuperación de pelota, que luego no se transforma en jugo ofensivo, ya que no hay nadie que lo genere, lo cual hace que la perdamos rápido en tres cuartos, y la carencia de volantes hace que el medio quede partido y las contras sean letales.

Argentina no tiene concepto. Se dice que se quiere jugar a una cosa, y luego dependemos de un pelotazo aislado, o de una jugada maradoniana de alguno de los "cracks" que creemos tener. Se habla de mucho toque, de tenencia de la pelota, pero hoy Colombia supo tenerla mejor que nosotros, y más efectivamente. Tenemos tres delanteros, pero a nadie en el área. No tenemos peso ofensivo. Es un equipo partido, con una defensa lenta y endeble, muy débil por arriba, y frágil ante pelotazos cruzados y delanteros rápidos.

Hay mucha tela para cortar. Hay mucho que seguir pensando, como por ejemplo el cambio de Gago por Cambiasso, o por que seguimos creyendo que Messi es el mejor de nuestro equipo por gambetear a cuatro defensores y generar jugadas ineficientes. ¿Y si la pasara un poquito más?

Esto seguirá. Ahora, estoy caliente. Espero poder pensarlo un poco más. ¡¿Pastore para cuando?!

martes, 24 de mayo de 2011

Dios atajó


“Ayer lunes, después de la charla que tuve con el presidente de River, Daniel Passarella, y el técnico del equipo, Juan José López, leí el mensaje que me habían mandado pidiendo disculpas. Al terminar de leerlo, lo borré. Tampoco leí en los diarios ni miré por televisión las disculpas públicas que me hicieron. Estas actitudes no las perdono”, sentenció Fillol.


Y la polémica con Juan Pablo Carrizo escribe su segundo capítulo. Esta vez Ubaldo Matildo Fillol salió a dar su parecer respecto a lo sucedido y su ultimátum. El Pato dejó de ser el ayudante de JJ López: “Obviamente, la vida continúa y si no puedo seguir ligado a River trabajando en las inferiores como venía haciendo antes de acompañar, junto a Pitarch, al Negro López en el primer equipo, buscaré un nuevo destino”.

Ahora… ¿Esto es para tanto? ¿Las disculpas y el arrepentimiento de Carrizo no significan nada? Parece que Fillol, como tantos otros ídolos o leyendas, sean Vilas o Sanfilippo, tiene cierto síndrome de dios. Y parece que no se puede hablar de ellos, que no se los puede superar, y cualquier gesto para con ellos puede ser tomado como una falta de respeto no solo a ellos, sino a lo que representan. Vaya a saber uno qué es lo que representan.

Es cierto, y estaría faltando a la verdad si no digo lo que fue Fillol: para muchos el mejor arquero de la historia argentina. Jugó tres mundiales, ganó uno.  Y junto a Amadeo Carrizo, seguramente los mejores arqueros de la historia millonaria, pero lo que se le critica aquí es esta actitud de víctima. ¿No es hora de que todos tiren para el mismo lado en River?

Dijimos que Carrizo estuvo mal. Y así fue. Pero reconoció el error. Y pidió disculpas. Pero también está mal el Pato al no aceptarlas, ni interesarse por las mismas.

“Me humillaron delante de todo el mundo”, fue otra de las frases del ex arquero. Lo que debe entender es que él no es superior a la institución, y en esta complicada situación de River, esto, claramente no ayuda. Siguen las internas en River, las que comenzaron con Buonanotte, y ahora se continúan con Carrizo y Fillol.

Para pensar.

lunes, 23 de mayo de 2011

El arquero del Barcelona

Se está hablando de Juan Pablo Carrizo. Y mucho. Se lo está criticando por “sus” dos goles en las últimas dos fechas, justo en dos clásicos, y dejando a River en promoción. Parecería que las críticas no están de más, pero… ¿realmente se lo puede criticar tan fuertemente a este monstruo del arco? No se puede saber, pero seguramente si Carrizo no fuera arquero de River, tal vez el millo estaría mucho más complicado de lo que está.

Quizás sea, junto a Oscar Ustari, uno de los mejores arqueros argentinos del último tiempo. Pero como la memoria es frágil, y el exitismo abunda, es fácil ahora salir a decir cosas como “Carrizo no sabe donde está”.

Si analizamos el juego de JP podemos decir que debajo de los tres palos es imbatible. Es muy bueno cortando centros, y además le sobra personalidad y habilidad para jugar con el pie. ¿Se imaginan a Carrizo gambeteando y saliendo jugando con Piqué o Xavi? Yo creo que sí. Por su juego, es el arquero ideal para el estilo culé: no solo ataja, sino que también sabe con la bocha en los pies.

Y esto último se le reprocha. Pero deben entender como es su naturaleza. Es algo que seguramente nunca cambiará. Y esperemos que así sea. Su concepto de juego es así. Y puede ser que esa clase de acciones no correspondan, pero, como se dice, el del arquero es un puesto distinto. Están todos un poco locos. Por nombrar solo algunos, podemos recordar a Gatti o a Chilavert, dos grandes del puesto, dos grandes polémicos.

En otro punto, y aquí si lo criticamos, pero tampoco creemos que sea algo tan grave, es la actitud que tuvo para con el Pato Fillol. Realmente no era necesario, y como siempre decimos, por más que las revoluciones estén a mil y la calentura sea demasiada, esta clase de actitudes no son acertadas. Por suerte, el mismo Juan Pablo, en otra muestra de su grandeza, reconoció el error, así como tomo la responsabilidad por el empate: "Le dejé un mensaje al Pato en el contestador, como hombre debo reconocer mi error".


           Desde aquí estamos más que felices que este sea el arquero de la selección nacional. Esperamos que siga con este nivel en la Copa América. Aplausos para él. 

martes, 17 de mayo de 2011

Batista (hablando de Tévez): "Hoy mi número nueve es Messi"

                Extraño, ¿no? Esta declaración del DT del seleccionado argentino me hizo reflexionar sobre algunas cuestiones inherentes al fútbol argentino. Alguna vez, desde este espacio, dijimos que el enganche es una especie en extinción. También podríamos decir que los laterales no abundan, fácilmente demostrable repasando los últimos que tuvo la selección. Ninguno en el último tiempo. Ahora bien, decir que Messi es número nueve, o pensar que Tévez -que aunque tiene más características de centrodelantero que Messi, tampoco lo es- es ocultar un problema. ¿Dónde están los nueves? Parecería que Huguaín es el único remanente que tenemos.
                Analicemos un poco la cuestión a fondo. En el fútbol argentino tenemos a: Teo Gutiérrez, nueve de Racing, Martín Palermo, nueve de Boca, Andrés Silvera, nueve de Independiente, Pablo Velazquez, nueve de San Lorenzo, Santiago Silva, nueve de Velez, Esteban Fuertes, nueve de Colon. Tres veteranos y tres extranjeros, solo por nombrar algunos clubes. Interesante.
                Analicemos ahora los jugadores argentinos en el extranjero. Crespo y Milito están más cerca arpa que de la guitarra, futbolísticamente hablando. Cruz, ya retirado. Lucas Barrios, nacionalizado paraguayo. Fernando Cavenaghi está en Brasil, pero nadie lo tiene en cuenta ni para jugar a las bolitas.
                Veamos a los jugadores citados en los últimos tiempos: Messi, Lavezzi, Tévez, Agüero, Sálvio, Gaitán, Higuain, Martínez. Los primeros seis, de características más o menos similares, no sabemos si son media puntas, segundo delanteros, algunos los llaman centrodelanteros. Son una mezcla rara. Se mueven por todo el frente de ataque con libertad.
El caso del Pipita y del Burro Martínez es un tanto distinto. Podemos diferenciar allí, siendo generosos con la caracterización, pues tampoco son Palermo y Guillermo, a un nueve “clásico” y a un siete “clásico”, respectivamente.
De por más está decir que extrañamos horrores la presencia en el seleccionado de Gabriel Omar Batistuta. Desde él, y con una escala en Crespo, no tuvimos más ese nueve goleador, omnipresente y sabio en el área. Aquel que tiene el arco entre ceja y ceja. Aquel que no duda, pero tiene siempre un tiempo más para pensar.
Vemos un vacio importante en esto. Y como antes dijimos, tampoco hay enganches o laterales en demasía.
A reflexionar nuevamente, que pasa con nuestras inferiores. 

lunes, 16 de mayo de 2011

Del “polvo bárbaro” al “nos metieron la mano”, las dos caras del superclásico

                Volvimos. Luego de ciertas turbulencias ya acomodadas de la vida, el blog nuevamente está acá. Intacto. Y se jugó una nueva edición del superclásico del fútbol argentino.
                Futbolísticamente hablando, no fue un partido altamente recomendable, más allá de varias facetas muy emotivas. River dominó los primeros veinte, pero sin generar peligro. Boca, sin patear al arco, llegó al gol a los 28 del PT. Dos minutos después, el histórico Martín Palermo llegó a su gol 234 en Boca, y se cerró el partido.
Lógicamente River salió a buscar el partido, pero sin mucha profundidad, y cuando Boca tuvo la posibilidad, controló la pelota.

Martín Palermo

                No solo un párrafo aparte. Palermo merece más que eso. El ídolo xeneize se retiró de los superclásicos como había debutado: con un gol y con la victoria. Él es así. Por más que ya se le note la edad, por más que ya no participe del juego como antes, por más que estuvo diez fechas sin hacer goles, cuando el Loco tiene que escribir historia, la escribe. Y a lo grande. Ya sea por la Copa, con la selección, o contra River. Y parece que la película tendrá su final feliz. Gracias. Muchas gracias Martín. No hay mucho más que decir.

La cara negra

                No puedo dejar de hablar de Matías Almeyda. Un Matías Almeyda que es ídolo y referente en este River, que carece de ambos. Este Matías Almeyda que volvió del showball para darle una mano a River. Este Matías Almeyda que se hace expulsar tontamente en un partido definido. Pero, esto no es lo más grave. Eso vino después.
                ¿Quién, y realmente dígame quien, compra ese humo? Generador de una demagógica violencia. Él tiene que saber que es un profesional y un ejemplo para muchos, en especial, para chicos. Luego decimos que las banderas y los bombos son violencia, pero, veamos por donde comienza la violencia. Posteriormente al partido, la autocrítica de Almeyda fue inexistente.
                Además, y párrafo aparte, se dice que ama la camiseta de River. Pero, no entiende que está dejando a su club, en un proceso complejo, que River no conoce, como es pelear el descenso, sin un referente y jugador clave. Y que no le den dos fechas. Y que no le saquen otra amarilla, porque sigue con cuatro. O sea, que puede perderse tres de las últimas cinco fechas. Él, el referente. Ahora, pregunto yo, ¿es eso amor por la camiseta? Si así es, prefiero que mis ídolos no amen mi camiseta. Esto, señores, es irresponsabilidad. A reflexionar todos.
               
                También es pertinente nombrar la misma estupidez de Clemente Rodríguez, quien se hace expulsar nuevamente, y la payasada de Monzón, que se adjudicó, vaya uno a saber por qué, el primer gol, además del desmedido festejo.

                Así pasó el clásico por Un pase a la red. Para cerrar, dejó mis aplausos para el Pato Rodríguez y para Teo Gutiérrez, ambos figuras determinantes en sus equipos.